¿Por qué un creyente ama a Cristo? | J.C. Ryle
Por J.C. Ryle
¿Deseáis saber la razón por la cual el cristiano verdadero muestra estos sentimientos peculiares hacia Cristo y por los cuales tanto se distingue? En las palabras de San Juan la tenemos expresada: «Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero» (Juan 4:19). El versículo, sin duda alguna, se refiere a Dios el Padre, pero no es menos cierto de Dios el Hijo.
El cristiano verdadero ama a Cristo por todo lo que ha hecho por él. Éste ha sufrido en su lugar y muerto por él en la cruz. Con su sangre lo ha redimido de la culpa, poder, y consecuencias del pecado.
A través de Su Espíritu Santo lo llamó, e hizo que se arrepintiera, creyera en Cristo y viviera una vida de esperanza y santidad. Cristo ha borrado y perdonado todos sus pecados; lo ha librado del cautiverio del mundo, de la carne, y del diablo; lo arrebató del borde mismo del infierno, y lo puso en el estrecho sendero que conduce al Cielo.
En vez de tinieblas le ha dado luz; en vez de intranquilidad, le ha dado paz de conciencia; en lugar de incertidumbre, esperanza; en lugar de muerte, vida. ¿Te maravilla, pues, que el verdadero creyente ame a Cristo?
Y le ama, además, por todo lo que todavía hace por él. El creyente sabe que diariamente Cristo le perdona sus faltas y cura sus enfermedades, e intercede por su alma delante de Dios. Diariamente suple las necesidades de su alma y le provee de gracia y misericordia a cada instante. A través de su Espíritu le guía a la ciudad con fundamento y le sostiene en la debilidad y la ignorancia. Cuando tropieza y cae, lo levanta y defiende de todos sus enemigos. Y todo esto mientras le prepara un hogar eterno en el cielo. ¿Te sorprende, pues, que el verdadero creyente ame a Cristo?
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