NUESTRO DIOS ES MARAVILLOSO del pastor Tony Evans Parte IV.
Notas personales tomadas del libro titulado: NUESTRO DIOS ES MARAVILLOSO del pastor Tony Evans Parte IV.
Tony Evans es un pastor y predicador bien conocido y apreciado en la comunidad evangélica de los Estados Unidos, trasciendo los límites de su iglesia en Dallas por medio de su programa nacional de Televisión y de sus numerosos libros, algunos de ellos ya traducidos al español. Es también un orador frecuente en el movimiento de hombres cristianos conocido como los “Cumplidores de Promesas”
Notas extraídas de la Lectura Parte IV:
Cuando entendemos la santidad de Dios, algo tiene que suceder.Cuando el profeta Habacuc estuvo ante la santidad de Dios, dijo: «Oí, se estremecieron mis entrañas. Ante esa voz titubearon mis labios; penetró podredumbre en mis huesos»(Hab. 3:16). A partir de ese momento tuvo un concepto diferente de sí mismo.
Cuando Job estuvo ante la santidad de Dios, clamó: «He aquí que soy insignificante… Pongo mi mano sobre mi boca»(Job 40:4). «Me arrepiento en polvo y ceniza» (42:6). Yeso que Job era un hombre íntegro y recto; así lo dijo Dios (véase Job:2:3).
Cuando Isaías contempló la santidad de Dios, lo único que pudo decir fue: «¡Ay de mí!» (Isa. 6:5). Aquí encontramos un gran profeta, pero lo único que pudo decir fue: «¡Ay de mí!»Isaías estaba anunciando una maldición sobre sí mismo.Estaba diciendo: «Estoy maldito.» Luego dijo: «Soy muerto» o arruinado. La palabra muerto significa destruir. Isaías dijo:»Estoy destruido» porque había visto a Dios en toda su maravillosa santidad.
Cuando el hombre se enfrenta cara a cara con Dios, su amor propio es afectado. Cuando usted ve a Dios descubre que usted no es lo que pensaba que era. No tomamos con suficiente seriedad la vida cristiana porque no conocemos realmente a Dios.
Si hemos de ser serios en nuestro andar con Dios, tenemos que entender quién es él y quiénes somos nosotros a la luz delo que él es. Debemos reverenciarle porque él es excelso.
Debemos santificar su nombre. Debemos adorarle con toda seriedad. Debemos dejar de jugar a la iglesia, dejar de jugar al cristianismo. La mayoría de las personas se apresuran para llegar a tiempo a sus trabajos porque no quieren incomodar al jefe. Pero vienen a la iglesia diciendo: «Con tal de que llegu eantes de que termine el servicio, estoy todavía a tiempo.»
Cuando Dios ve que tratamos a nuestros jefes mejor que a él, nos dice: «Ustedes no saben quién soy. Soy el Santo.»
La ira de Dios es su reacción natural ante todo lo que se oponga a su santidad.
Esto le es natural y también necesario por causa de lo que él es. Por tanto, no estamos hablando de explosiones de ira. Si Dios tuviera esas explosiones, todos estaríamos muertos.
Dios no creó el infierno para las personas; lo creó para el diablo. Entonces, ¿por qué van allí las personas? Por haber decidido seguir al diablo. Si usted decide rechazar a Dios y la salvación que le ofrece, recibe la maldición y la ira que han sido preparadas para Satanás. A propósito, Satanás no es el»gobernador» del infierno, como cree la mayoría de las personas. Por el contrario, será allí el ser más inferior y el más severamente castigado. ¡De modo que si usted lo sigue estará siguiendo a un perfecto perdedor!
Cuando Dios se mueve, las montañas tiemblan. ¿Cómo, entonces,es que nosotros no estamos temblando? Si las montañas se estremecen, ¿por qué nosotros no nos estremecemos al pensar en Dios? ¿Por qué no mostramos reverencia hacia Dios?¿Por qué no le profesamos temor reverencial? Porque hemos olvidado quién es él. ¡Tenemos que tomar a Dios con seriedad!
Si se siente hoy más pecador que hace un año, puede ser porque ahora tiene mejor conocimiento de Dios que antes. Ha visto su santidad y por eso las cosas que antes no pensaba que eran malas, ahora sí las ve como malas porque las evalúa contra sus normas santas.
Usted no puede justificar el pecado. No puede decir: «Bueno, todo el mundo lo hace.» Si dice eso es porque no sabe quién es Dios.No puede decir: «Bueno, fue un error.» No, porque eso demuestra que no conoce a Dios.Usted no puede pasar por alto o hacerse inocente en cuanto al pecado. Tiene que humillarse como Isaías y decir: «¡Ay de mí, pues soy muerto! Soy de labios impuros. ¡Ay de mí!»
Si es cristiano, su tarea es mantenerse alejado del pecado y desear siempre que Dios lo mantenga limpio. Usted sabe qué limpieza necesita hoy. Vaya delante de Dios ahora mismo y pídale que utilice un «detergente espiritual» para sacar la suciedad que pueda haberse acumulado en su vida.
El Dios que la mayoría de nosotros adora es demasiado pequeño.El Dios de la mayoría de los cristianos parece anémico,débil y limitado, sin la capacidad de hacer que las cosas sean diferentes. El Dios que la mayoría de nosotros adora se parece más a la llama vacilante de una vela que al sol abrasador del mediodía.
Una de las razones de esto es que no entendemos la soberanía de Dios. Hemos dejado que Dios esté en todas partes,menos en su trono, y lo hemos pagado caro. De ahí nuestro fracaso espiritual, y nuestra laxitud y falta de poder, porque el Dios de quien hablamos tiene poco que ver con el Dios soberano del universo.
Dios gobierna de manera absoluta sobre los asuntos de los hombres. Él está sentado en el trono del universo como Señor. Todo lo que sucede ocurre porque él, o bien lo causa directamente, o bien lo permite conscientemente. Nada de lo que ocurre -o deja de ocurrir-en la historia está fuera del absoluto control de Dios.
Ya puedes leer la 1ra parte, 2da Parte, 3ra parte de las notas que hice de este libro. Próximamente publicaré más partes de las notas personales que hice de este libro, desde ya estoy recomendado su lectura.
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