Descripción del pecado
Es una deuda, una carga, un ladrón, una enfermedad, una lepra, una plaga, un veneno, una serpiente, una ponzoña; todo lo que el hombre aborrece, eso es; un bulto de maldiciones y calamidades bajo cuya presión aplastante e intolerable gime la creación entera.
¿Quién es el escolano canoso que cava la tumba del hombre? ¿Quién es la damisela pintorreada que roba su virtud? ¿Quién es la homicida que destruye su vida? ¿Quién es la hechicera que primero engaña y luego condena su alma? El pecado.
¿Quién con aliento gélido arruina el florecimiento de la juventud? ¿Quién rompe el corazón de los padres? ¿Quién arrastra a los ancianos con tristeza de sus cabellos tristes a la tumba? El pecado.
¿Quién, por una metamorfosis más horripilante que la imaginada jamás por Ovidio, cambia a niños afectuosos en víboras, a madres tiernas en monstruos y a sus padres en seres peores que Herodes que asesinan a sus propios inocentes? El pecado.
¿Quién la manzana de la discordia en los corazones de un mismo hogar? ¿Quién enciende la antorcha de la guerra y la blanda sobre tierras temblorosas? ¿Quién rasga la túnica sin costura de Cristo creando divisiones en la iglesia? El pecado.
¿Quién es esta Dalila que le canta al nazareo para dormirlo y abandona al fuerte de Dios en manos de los incircuncisos? ¿Quién por sonrisas zalameras y mieles de adulación en su lengua se para en la puerta para ofrecer los ritos sagrados de hospitalidad, y cuando la sospecha se duerme atraviesa traidoramente nuestros templos con una estaca? ¿Cuál es la bella sirena que se sienta sobre una roca al lado del estanque letal para engañar, cantando para embelesar, besando para traicionar y rodeándonos con sus brazos para hacernos saltar con ella a la perdición? El pecado.
¿Quién convierte en piedra el corazón más suave y amoroso? ¿Quién saca a la razón de su trono encumbrado, e impele a pecadores a caer por el precipicio como cerdos nazarenos, directo en el lago de fuego? El pecado.
Fuente: Citado en New Cyclopedia of Prose Ilustrations de Elon Foster, Nueva York; T.Y. Crowell, 1877, p. 696.
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