BAJE LA CABEZA Y RÍNDASE A DIOS | Nancy Leigh DeMoss

Por: Nancy Leigh DeMoss

Jesús salió del huerto bajo arresto. No muchas oras después, dio su vida en la Cruz. Las Escrituras son claras en cuanto a que nadie le quitó la vida.  El relato de Juan de la crucifixión nos da un detalle significativo  que no está incluido en los otros Evangelios. Se nos dice que después que Jesús tomó el vinagre dijo: “Todo se ha cumplido”. Luego. “inclinó la cabeza y entregó el espíritu (19: 30, cursivas añadidas)

¿Se ha dado cuenta? Él bajó la cabeza. No solo se desplomó, sino que bajó la cabeza. En ese momento final de su vida realizó un último acto poderoso y voluntario: Bajó la cabeza. Optó por el camino de la rendición. Fue escuchado por su reverente. Se rindió – de manera voluntaria y libremente dio su vida – para que usted  y yo pudiéramos heredar la vida eterna.

¡Qué Dios! ¡Qué Salvador!

¡Y que llamamiento! Así como la rendición de Cristo lo llevó a la cruz, así nuestra rendición siempre nos llevará a la cruz. Cada vez que su carne o m amia enfrentan la voluntad de Dios y optamos por bajar la cabeza rendidos a su Espíritu, nuestra voluntad se crucifica y Cristo es exaltado como Señor. Entonces …

• Cuando su carne quiera mirar ese sucio programa de TV y el Espíritu le diga: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas” (Ro. 12.12, LBLA), considérelo como una oportunidad para consciente y voluntariamente bajar la cabeza y rendirse a Dios.
• Cuando su carne quiera atacar airadamente y el Espíritu diga: “Revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren los unos a los otros …” (Col. 3 :12-13), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera dar un informe crítico acerca de otro creyente y el Espíritu diga: “No hablar mal de nadie” (Tit 3:2); baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne se sienta tentada a quejarse de sus circunstancias y el Espíritu diga: “Den gracias a Dios en toda situación” (1 Ts 5:18), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne se levante contra una autoridad que usted crea no está siendo razonable y el Espíritu diga: “Sométase por causa del Señor a toda autoridad humana”, baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera herir a ese cónyuge, hijo o amigo que le ha herido y el Espíritu diga: “No paguen a nadie mal por mal” (Ro. 12.17), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera decir algo que le va a hacer lucir bien y el Espíritu diga: “… ni es honroso buscar la propia gloria” (Pr. 27.2), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera complacerse en fantasías sensuales y el Espíritu diga: “Bienaventurados los de limpio corazón” (Mt 5.8) y: “Llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Co. 10.5), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera acumular sus recursos económicos por temor al futuro y el Espíritu diga: “El que da al pobre no pasará necesidad” (Pr. 28.27, LBLA), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera encubrir la verdad para proteger su reputación y el Espíritu diga: “Hable cada uno a su prójimo con la verdad” (Ef 4:25), baje la cabeza y ríndase a Dios.
• Cuando su carne quiera comer en exceso y el Espíritu diga: “ … ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, hágalo todo para la gloria de Dios” (1 Co. 10.31), baje la cabeza y ríndase a Dios.

Cada vez que usted y yo bajamos la cabeza aceptando la voluntad de Dios y rindiéndonos a ella, abrazamos la cruz y manifestamos al mundo el corazón de Cristo, el cual bajó la cabeza ante la voluntad de su Padre.

Fragmentos tomados del libro “Rendición, El corazón en paz con Dios” de Nancy Leigh DeMoss, p. 121 – 123

Sobre la autora:

Nancy Leigh DeMoss, es escritora, conferenciante y presentadora del prrgrama radial para mujeres Revive Our Hearts (Aviva nuestros corazones), que se transmite a diario por más de 500 emisoras en los EE.UU y el cual puedes escuchar todos los días en este enlace. Ha escrito más de once libros , muchos de ellos éxitos de venta.

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