“La mortificación del pecado” de John Owen (Parte 7)
Compilado por: Soldado de Jesucristo.
Notas personales extraídas de la lectura del libro:
- ‘Paz, paz; y no hay paz”. (Jer.6: 14) Usted debería tener cuidado de no hablar como un profeta falso a su propia alma diciéndole, “paz, paz”, cuando Dios misma no ha dado esa paz.
- Cualquier paz que no traiga consigo un aborrecimiento hacia el pecado que ha turbado su alma es una paz falsa.
- Cuando Dios pronuncia la paz, el alma se llenará de vergüenza por todas las formas en que el pecado ha afectado nuestra relación para con Él.
- Cualquier paz que no sea acompañada por una convicción de pecado, de justicia y de juicio (vea Jn.16:8) es una paz falsa.
- La paz de Dios, efectivamente sana la herida. Cuando nosotros fabricamos una paz falsa, no tardará mucho sin que el pecado que perturba nuestra alma, brote nuevamente.
- Dios puede sanar la herida del pecado en un instante. Sin embargo, en ocasiones como un médico, se tarda para limpiar cuidadosamente la herida, para que cicatrice adecuadamente. Todos aquellos que fabrican su propia paz no tienen tiempo de esperar para que Dios haga cabalmente su obra.
- Cuando una persona fabrica’ su propia paz, su corazón no es sanado del pecado y entonces continúa en un estado de retroceso. Por otra parte, cuando Dios pronuncia la paz, ésta viene acompañada por una consciencia tan fuerte de su amor, que el alma se siente obligada a mortificar los deseos pecaminosos.
- Cualquier paz que trata con el pecado en una forma superficial es una paz falsa.
- Si tratamos solamente con los pecados que nos inquietan mucho, pero no con aquellos que casi no nos inquietan, entonces estamos tratando con el pecado a medias.
- Si usted quiere estar seguro de la paz de Dios, aprenda a caminar en la comunión íntima con su Salvador. Jesús nos dice, “Mis ovejas oyen mi voz”. Mientras que aprendemos a tener comunión con nuestro salvador, aprenderemos a distinguir entre su voz y la voz de los extraños. Cuando El habla, lo hace como ningún otro hombre, porque habla con poder. Cuando Jesús habla, de alguna manera hará que su corazón arda dentro de usted tal como lo hizo con los discípulos en el camino a Emaús (Luc.24:32).
- Sabemos que el Señor ha pronunciado la paz cuando el resultado es una persona más humilde. Sabemos que el Señor ha pronunciado paz cuando los deseos pecaminosos han sido verdaderamente debilitados, cuando las promesas de paz le conducen a” amar a Dios y a purificar su alma. Sabemos que el Señor ha pronunciado paz cuando hay una verdadera tristeza por el pecado. Cuando hay una obediencia amorosa y un intento de mortificar el egoísmo o el amor propio, entonces podemos decir que el Señor ha pronunciado paz.
- Por una parte, es cierto que en su propia fortaleza usted nunca conquistará estos poderosos deseos pecaminosos. Pudiera ser que usted ya ha tratado y fallado tan frecuentemente y se halle tan cansado de la batalla, que esté listo para darse por vencido. Sin embargo, debería enfocar su fe hacia aquel que tiene el poder de capacitarle para triunfar en su fortaleza.
- No importa cuán poderosos e ingobernables sean sus deseos pecaminosos, enfoque su mente sobre la plenitud de gracia en Cristo. Ponga su mente sobre los tesoros de fortaleza, fuerza y ayuda que están en Cristo para su socorro. (Vea Jn.1: 16, Col. 1 : 19.) Permita que tales pensamientos llenen continuamente su mente.
Te propongo estar alerta pues en los próximos días publicaré más partes de las notas personales que hice de este libro, desde ya estoy recomendado su lectura, ya puedes leer la Primera Parte, Segunda Parte, Tercera Parte, Cuarta Parte, Quinta Parte y Sexta Parte.
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