EL AMOR, EL PUNTO DE CONVERGENCIA DE TODOS LOS CRISTIANOS | J. C. Ryle
Nota: [Ryle enseñaba con pasión las doctrinas de la gracia, pero nunca llegó a ese estado soberbio, recalcitrante y carente de amor al que llegan muchos «abanderados» a posturas teológicas, sean estos calvinistas, arminianos o fundamentalistas, en donde tratan de «gentil y publicano» a cualquiera que difiera en algunos puntos de su sistema doctrinal. Aprendamos por tanto de Ryle y de otros hermanos, su manera cristiana madura y fraterna de pensar]
El amor a Cristo constituye el punto donde convergen todos los creyentes de la Iglesia visible de Cristo. En el amor no hay desacuerdo entre episcopales y presbiterianos, bautistas o independientes, calvinistas o arminianos, metodistas o luteranos; en el amor todos convergen. A menudo discrepan entre sí sobre formas y ceremonias, gobierno eclesiástico y modos de culto. Pero en un punto, por lo menos, están de acuerdo; todos experimentan un sentimiento común hacia Aquel en quien han depositado su esperanza de salvación. «Aman al Señor Jesús con sinceridad» (Efesios 6:24).
Muchos de estos creyentes ignoran la teología sistemática y sólo de una manera muy pobre podrían argumentar en defensa de su credo. Pero todos testifican de lo que sienten hacia Aquel que murió por sus pecados. «No puedo hablar mucho por Cristo» -dijo una cristiana viejecita e ignorante al doctor Chalmers, y añadió: «Pero si bien no puedo hablar por Él. ¡podría morir por Él!»
[La ilustración es de la iglesia que pastoreaba Ryle]
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