Notas: “La mortificación del pecado” | John Owen (Parte 8 y Final)
Compilado por: Soldado de Jesucristo.
– Permita que su fe se apoye en pensamientos como los siguientes: “Soy una pobre criatura, débil e inestable”. Mis deseos pecaminosos me son demasiado fuertes. Estoy en peligro de ser arruinado por ellos y no sé que hacer. He roto con todas mis resoluciones y promesas de mortificar mis pecados. Yo sé de mi propia experiencia amarga, que no tengo la fortaleza para vencerlos. Puedo ver que si el poder omnipotente de Dios no me ayuda, estaré perdido. Miro al Señor Jesucristo y veo en Él una plenitud de gracia y poder para mortificar estos enemigos míos. Veo en Cristo una provisión suficiente para ayudarme a vencer a todos mis enemigos interiores (es decir, mis deseos pecaminosos). Medite en pasajes como Isa.35:1-7 y 40:27-31.
– Aunque usted no disfrute de la victoria en cada conflicto, continúe confiando en los recursos de Cristo, los cuales le darán la victoria final.
– La fe sigue esperando por una liberación real. La fe espera que el Señor vendrá y ayudará. Aunque parezca que la liberación o la ayuda tarde en llegar, la fe continuará esperando por ella.
– Dios le invita a acercarse confiadamente al trono de esa gracia para que obtenga misericordia y gracia en el tiempo de la necesidad.
– Si usted fuera un mendigo y creyera que cierto hombre le pudiera ayudar, entonces usted haría todo lo posible para llamar la atención de este hombre hacia su necesidad. Si este hombre le promete ayuda y dice que le ayudará, entonces usted hará lo que él le indique. En la misma manera, usted usará los medios que le darán ayuda: La oración, la meditación en la palabra de Dios, el compañerismo con el pueblo de Dios, etc.
– Enfoque su fe especialmente en la muerte de Cristo. La razón principal para mortificar sus pecados es la muerte de Cristo. El gran propósito de la muerte de Cristo fue para destruir las obras del diablo
– La obra de mortificar el pecado es posible y puede ser realizada solamente en el poder del Espíritu Santo. A menos que El Espíritu Santo nos fortalezca, trabajaremos en vano.
– Solamente el Espíritu puede convencerle clara y completamente de la maldad, la culpa y el peligro de sus deseos pecaminosos.
– Solamente el Espíritu es capaz de revelarle la plenitud de Cristo para suplir su necesidad.
– Es el Espíritu quien continuamente le apoya mientras que usted busca la ayuda de Dios para vencer sus deseos pecaminosos.
Con esta entrega termino de compartir con ustedes las notas personas que hice de este libro, recomiendo altamente su lectura, si te han gustado estas notas compártelas en las redes sociales, te invito además a leer la Primera Parte, Segunda Parte, Tercera Parte, Cuarta Parte, Quinta Parte, Sexta Parte y Séptima Parte de las notas.
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