Cristo nos envía al mundo al fin que le glorifiquemos | Martyn Lloyd Jones.
Por: Martyn Lloyd Jones.
Nuestro Señor mismo nos dice: “He sido glorificado en ellos” (Juan 17.10), son personas que expresan mis glorias, mis excelencias, mis virtudes. Pero observémoslos, desdichados, inseguros de sí mismos y de su posición, temerosos quizá de que ciertos amigos o superiores sepan que son cristianos siquiera, casi disculpándose por ello, ¿no es esa la imagen que damos demasiado a menudo, carentes de entusiasmo y celo? Vemos a esas otras personas emocionarse por cosas como los partidos de balompié, aclamando a su equipo, utilizando los distintivos que los identifican como seguidores suyos ante todo el mundo.
Vemos cómo las personas se enorgullecen de toda clase de cosas en esta vida y en este mundo. Sin embargo, cuando se trata de nuestro cristianismo y de nuestra profesión cristiana, cuán a menudo carecemos del entusiasmo y de la energía, del orgullo por ser lo que somos. En lugar de proclamarlo a todo el mundo, lo escondemos o nos mostramos inseguros al respecto y hasta damos una imagen derrotista, y demás. Si se puede decir eso de nosotros, no cabe duda de que la única explicación de ello es que no comprendamos que Cristo es glorificado en nosotros.
Fragmentos tomados del libro “Vida en el Espíritu” pág. 247 – 248
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