Cristo tiene poder para perdonar | Charles Spurgeon
Por: Charles Spurgeon
«El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados». Mateo 9:6
He aquí una de las más extraordinarias habilidades del gran Médico: ¡tiene poder para perdonar pecados! Mientras vivió aquí —aun antes de que pagase el rescate, antes de que se rociara la sangre sobre el propiciatorio—, Jesús tenía poder para perdonar. ¿Acaso no lo tendrá ahora, después de haber muerto por el pecador? ¡Qué poder debe residir en Aquel que pagó puntualmente todas las deudas de su pueblo hasta el último céntimo! Ahora, que ha terminado con la transgresión y vencido el pecado, Jesús tiene un poder ilimitado. Si lo dudas, ¡míralo mientras resucita de entre los muertos; ¡contémplalo en su creciente esplendor, ya exaltado a la diestra de Dios! ¡Óyelo cuando intercede delante del eterno Padre, mostrando sus heridas, presentando los méritos de su sagrada Pasión! ¡Qué poder para perdonar hay en él! «Subiendo a lo alto […] dio dones a los hombres» (Ef. 4:8). «A éste Dios ha exaltado con su diestra […] parar dar a Israel arre pentimiento y perdón de pecados» (Hch. 5:31).
El rojo carmesí de su sangre borra los pecados más escarlatas que haya. Querido lector, cualquiera que sea en estos momentos tu maldad, Cristo tiene poder para perdonar: para perdonarte a ti y a millares de otros como tú. Con una sola palabra lo hará. Él no necesita hacer nada más para obtener tu perdón; pues toda la obra de expiación ha quedado concluida.
Él puede, en respuesta a tus lágrimas, perdonar hoy tus pecados y hacértelo saber: es capaz de infundir en tu alma, en este mismo momento, una paz con Dios que sobrepase to do entendimiento, la cual brotará de la perfecta remisión de tus múltiples iniquidades. ¿Crees esto? Yo confío en que lo crees. ¡Puedes experimentar ahora mismo el poder de Jesús para perdonar pecados! No tardes en acudir al Médico de las almas, sino ve pronto a él y dile palabras como estas:
Lávame, por piedad; por amor, límpiame
con tu sangre, Cordero de Dios;
y mi lengua agradecida cantará
alabanza, bendición y amor.
Tomado de “Lecturas vespertinas” pág. 232
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Misericordioso Padre Celestial, gracias por tu amor. Piadoso Señor Jesucristo, gracias por tu Amor. Grandioso Espíritu Santo, gravias por tu amor.