Confía en Su fidelidad para proveer | Charles Spurgeon
Por: Charles Spurgeon
«La tinaja de harina no se acabó ni escaseó el aceite de la vasija, conforme a la palabra que el SEÑOR que había hablado por medio de Elías». 1 Reyes 17:16 (LBLA)
Considera la fidelidad del amor divino. Ves bien que esta mujer tenía necesidades diarias. Ella debía procurar alimento para sí misma y para su hijo en una época de hambre; y, ahora, se le había agregado el profeta Elías. No obstante, aunque la necesidad era triple, la provisión de alimento no mermaba, y ella tenía una provisión permanente. Cada día sacaba harina de la tinaja y esta siempre permanecía igual.
Tú, querido lector, tienes necesidades diarias; y, por el hecho de ser estas tan frecuentes, eres propenso a temer que la tinaja de harina un día se vaciará y el aceite de la vasija escaseará. Ten la certeza de que, según la Palabra de Dios, esto no sucederá. Cada día, aunque traiga su afán, traerá también su ayuda; y aunque vivieras más que Matusalén y tus necesidades llegaran a ser tantas como la arena que está a la orilla del mar, la gracia y la misericordia perdurarán a través de todas tus necesidades y nunca tendrás una necesidad real.
Por tres largos años, en los días de esta viuda, los cielos nunca vieron una nube y las estrellas jamás lloraron una santa lágrima de rocío sobre la tierra maldita. Hambre, desolación y muerte hicieron de esa tierra un yermo desierto, pero esta mujer nunca padeció hambre, sino que vivió en la abundancia, llena de gozo. Así acontecerá contigo.
Verás perecer la esperanza del pecador porque este confía en su fuerza natural; verás desmoronarse la confianza del fariseo, porque cimienta su esperanza sobre la arena; verás aun tus propios planes marchitarse y secarse, pero tú mismo hallarás que tu lugar de refugio es esta promesa: «Se le dará pan y sus aguas serán seguras» (Is. 33:16). Es mejor que tengas a Dios por guarda a que poseas el Banco de Inglaterra; puedes agotar las riquezas de las Indias, pero las infinitas riquezas de Dios jamás quedarán exhaustas.
Fuente: Lecturas Vespertinas “Charles Spurgeon” p. 67
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Amen, muy bueno.